Miedos y temores al momento de sostener una conversación de retroalimentación
Aunque el feedback se encuentra enfocado principalmente en propiciar el desarrollo personal y profesional, es usual que cuando estamos próximos a recibirlo sintamos ansiedad, y en ocasiones, temor. De un lado, tenemos un deseo natural de aprender y mejorar, pero de otro lado, queremos ser aceptados y saber que somos competentes.
El temor y ansiedad surgen cuando sentimos que nuestras capacidades para afrontar una situación no son suficientes. Nuestras creencias sobre la capacidad que tenemos para encarar el feedback afectan nuestra conducta, pensamientos y sentimientos, y cuando consideramos que es una situación que no somos capaces de dominar, buscamos evadirla, le dedicamos poco esfuerzo o le damos una mayor magnitud a nuestras deficiencias.
Es importante revisar y fortalecer nuestros recursos frente al feedback, aumentando nuestra autoeficacia. Prepararnos es un primer paso para sentir que tenemos el control, por eso te recomendamos:
Entender el alcance y consecuencias del feedback
Es necesario tener presente que recibir feedback negativo sobre un aspecto específico de nuestra gestión o resultados, no quiere decir que todo esté mal o que no seamos competentes. Es importante centrarse solo en el comentario puntual, sin generalizar o ampliar su impacto a otros aspectos, enfocándonos en las consecuencias reales y no en lo que probablemente sucederá.
Puede que sintamos ansiedad porque lo que se dice durante el feedback altera la idea que tenemos sobre nosotros mismos, en lo que somos buenos y capaces. Es importante reconocer que:
– Es posible que haya cosas que no conozcas o no domines todavía.
– Puedes equivocarte en un momento dado o no tener todas las respuestas.
– Aunque el desempeño y logro de resultados están influenciados por múltiples factores, tienes un nivel de responsabilidad directa en el nivel que has alcanzado, y también en la parte que no has logrado.
Tener mentalidad de Crecimiento
La mentalidad fija nos lleva a pensar que todo es blanco o negro (soy competente / soy ineficaz) y hace que afrontemos cada situación con ansiedad y como una evaluación sobre lo hábiles, competentes o inteligentes que creemos ser. La mentalidad de crecimiento nos impulsa a pensar que las habilidades no son algo que se tiene o no se tiene, sino algo en constante desarrollo y que podemos aprender y perfeccionarlas en cada situación a la que nos enfrentamos.
Si asumes el espacio de feedback como un momento de coaching, más que como un momento de evaluación, podrás separar los hechos, de los juicios, y encontrar en qué debes mejorar. Puede que no tengas control sobre la evaluación de quien da feedback, pero sí puedes controlar tu reacción y asumirlo como un aprendizaje, aceptando todo el dolor o frustración que puede generar al inicio.
Empatizar con quien da el feedback
Sintonizarse con los sentimientos, necesidades, preocupaciones y desafíos de quien da el feedback, te permite evitar una posición defensiva o temerosa, porque reconoces que estás interactuando con una persona que puede estar atravesando situaciones similares a las tuyas.
Escucha atentamente, sin juzgar ni interrumpir, lo que tu líder tiene que decir, busca comprender el origen de lo que comunica, observa sus gestos y mantén una atmósfera de respeto mutuo, preguntando para entender sus puntos de vista.